Señor de los Milagros. |
En setiembre del año 2006, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Marcos se presentó y sustentó la tesis de licenciatura de Ray Contreras Badajos, joven investigador a quien conocimos gracias al historiador Juan Candela. La tesis se titula “LA MENTALIDAD RELIGIOSA DE LA SOCIEDAD LIMEÑA, ASOCIADA A LOS MOVIMIENTOS TELÚRICOS, EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII ", y de su ilustrativa ponencia publicamos algunas enseñanzas interesantes:
Es conocido que el culto al Señor de los Milagros se inició en el siglo XVII después de los terremotos de 1655 y 1687, pero pocos saben que anteriormente a quien los limeños le pedían protección contra los terremotos era a la Virgen María. Y que las diferentes vírgenes que se veneraban eran instrumentos de las órdenes religiosas para atraer más devotos y por lo tanto más limosnas. Por ejemplo, la virgen del Rosario era promovida por los dominicos; la de La Candelaria, por los jesuitas; la de La Soledad, por los franciscanos y la de La Merced, por los mercedarios. Las órdenes católicas competían entre sí mostrando su fuerza en las grandes procesiones de la Lima colonial.
Los terremotos que sacudieron diversos puntos del Perú virreinal contribuyeron a que se acreciente el catolicismo limeño que rayó en el fanatismo durante el siglo XVII. Sin embargo, este siglo conocido por su barroca religiosidad vigilada por la poderosa Santa Inquisición, dio paso a un siglo XVIII donde la razón se abre paso lentamente. Y fue paradójicamente el horrendo y catastrófico terremoto de 1746 -que derrumbó casi todas las iglesias, conventos y estatuas sagradas- el que inició el proceso de secularización en la Capital del Perú. Muchas personas empezaron a cuestionar que fuera la furia de Dios la causante de los movimientos telúricos y se dudó con más fuerza de la efectividad de los santos y vírgenes en la protección de la gente. Bajo la influencia de la ilustración europea diversos intelectuales atacaron el fanatismo religioso colonial y propusieron alternativas racionales en la explicación de los fenómenos naturales y en las medidas de protección contra ellos.
Es conocido que el culto al Señor de los Milagros se inició en el siglo XVII después de los terremotos de 1655 y 1687, pero pocos saben que anteriormente a quien los limeños le pedían protección contra los terremotos era a la Virgen María. Y que las diferentes vírgenes que se veneraban eran instrumentos de las órdenes religiosas para atraer más devotos y por lo tanto más limosnas. Por ejemplo, la virgen del Rosario era promovida por los dominicos; la de La Candelaria, por los jesuitas; la de La Soledad, por los franciscanos y la de La Merced, por los mercedarios. Las órdenes católicas competían entre sí mostrando su fuerza en las grandes procesiones de la Lima colonial.
Los terremotos que sacudieron diversos puntos del Perú virreinal contribuyeron a que se acreciente el catolicismo limeño que rayó en el fanatismo durante el siglo XVII. Sin embargo, este siglo conocido por su barroca religiosidad vigilada por la poderosa Santa Inquisición, dio paso a un siglo XVIII donde la razón se abre paso lentamente. Y fue paradójicamente el horrendo y catastrófico terremoto de 1746 -que derrumbó casi todas las iglesias, conventos y estatuas sagradas- el que inició el proceso de secularización en la Capital del Perú. Muchas personas empezaron a cuestionar que fuera la furia de Dios la causante de los movimientos telúricos y se dudó con más fuerza de la efectividad de los santos y vírgenes en la protección de la gente. Bajo la influencia de la ilustración europea diversos intelectuales atacaron el fanatismo religioso colonial y propusieron alternativas racionales en la explicación de los fenómenos naturales y en las medidas de protección contra ellos.
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