La quina o cascarilla
La quina es una planta medicinal utilizada desde tiempos prehispánicos y empleada por los españoles desde 1636. De su corteza (cascarilla) se obtiene la quinina, que tiene propiedades febrífugas (contra la fiebre).
En 1636, un cacique indio de Loja (Ecuador) curó al corregidor Juan López que tenía el mal de tercianas (malaria transmitida por el mosquito Anopheles).
El corregidor se enteró que la esposa del Conde de Chinchón, Virrey del Perú, enfermó de los mismo y le envió un trozo de la corteza con una explicación. El Virrey lo probó primero con otros enfermos y luego se lo dio a la "virreina". Todos se curaron.
Para usarlo, la cascarilla seca era pulverizada y se diluía en vino u otro licor. Se debía tomarlo antes que venga la "tembladera de la terciana".
Desde aquellos tiempos el polvo de la quina era llamado "polvos de la condesa" (por la Condesa de Chinchón).
En 1636, un cacique indio de Loja (Ecuador) curó al corregidor Juan López que tenía el mal de tercianas (malaria transmitida por el mosquito Anopheles).
El corregidor se enteró que la esposa del Conde de Chinchón, Virrey del Perú, enfermó de los mismo y le envió un trozo de la corteza con una explicación. El Virrey lo probó primero con otros enfermos y luego se lo dio a la "virreina". Todos se curaron.
Para usarlo, la cascarilla seca era pulverizada y se diluía en vino u otro licor. Se debía tomarlo antes que venga la "tembladera de la terciana".
Desde aquellos tiempos el polvo de la quina era llamado "polvos de la condesa" (por la Condesa de Chinchón).
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